Introducción
WordCamp Madrid 2019 ha sido mi segunda WordCamp. Bueno, hay que especificar, en realidad es mi primera como asistente, porque en la primera no se les ocurrió otra cosa que ponerme a organizar.
Prometí en un tweet hace tiempo, todavía sin entrada, que iríamos las hordas granadinas a Madrid, pero no me imaginaba que la cosa abarcaba más de dos coches a medio llenar. Si lo sabemos, alquilamos un microbus.
Por mi parte, yo me fui con los Closemarketeros, David y Sacra, que me rescataron de un chaparrón que empezó a caer en Granada justo antes de salir de mi casa con la maleta. Llegué como un pollico chorreando.
Yo creo que no llevábamos ni 20 minutos en el coche cuando, a partir de una broma mía sobre si se había puesto ya David a organizar la WordCamp Granada, nos vimos envueltos en una reunión organizativa que no terminó hasta más allá de Madridejos. Y eso que comimos en Puerto Lápice, en tierras de Don Quijote. Si es que «los de Graná semos asín de apretaos».
La entrada a Madrid nos obligó a afinar la concentración para no acabar en la otra punta. Nosotros nos quedamos en un hotel que hay en Villaverde, junto a un edificio que nos trasladó visualmente a Dubrovnik en sus peores días. Todo muy tranquilizador.
Sacra era voluntaria, y teníamos que llevarla a La Nave, ya que el barrio que cruzamos entre el hotel y el venue era «curioso». David, como chico hiper-responsable que es, quiso ver la sala en la que toreaba al día siguiente. El tío estaba muy nervioso con su primera charla en una WordCamp, y no quería que se le escapara un detalle. Así que fuimos.
Como en otros tantos momentos de esta WordCamp, revivimos aquel día de montaje del tinglao. Nos reencontramos con viejos conocidos, y nos dio mucha alegría que entre éstas estuviesen Lorena y Juanma, nuestros embajadores en Madrid.
En el rato que estuvimos allí ya pudimos ver el excelente trabajo de los voluntarios, que hace posible todas las WordCamps. Allí había mucho por hacer y no queríamos molestar, así que nos fuimos y nos reunimos con la otra parte de la comitiva granadina (Antonio Cantero, su novia Inma y Miguel Ángel).
Cuando cayó la noche decidimos ir a la cena de asistentes desde Mordor, donde nos encontrábamos, hasta el centro de Madrid, donde se celebraba la quedada de asistentes. Madrid no es Granada, y aunque allí tienen Cabify, todavía no se teletransportan, así que nuestra manía de salir con 20 minutos de margen allí no va demasiado bien, y llegamos una hora tarde al lugar de la cita. En principio creíamos que no quedaba nadie, pero allí nos encontramos a Vanesa, de exprimeviajes y Eduardo Croissier, un canario muy desahogado que nos cayó muy bien.
Lo que da de sí desgranar los significados de algunos localismos granaínos como «pollúo» y «apretao» junto a una cántabra y un canario. Aquello fueron todo risas y nos lo pasamos muuuuy bien.
WordCamp Madrid
Tras dormir lo justo, y no lo necesario, para el día que teníamos por delante, nos levantamos muy temprano ya que llevábamos a nuestra voluntaria particular a su hora.
Disclaimer: Sacra me ha corregido, y es cierto que se fue en taxi. ¿Esto qué quiere decir? Que somos unos «apretaos» y nos fuimos como los agüelicos cuando van a esperar a la puerta del Dani (supermercado granaíno) a esperar a que abran.
Pero antes, la anécdota fue que David, ponente debutante, con la cosa de los nervios, llevaba despierto desde las 4:30. A eso de las 7 de la mañana me pregunta si estoy despierto, intercambiamos unas cuantas instrucciones relativas a la comunicación y la sinergia desde nuestra cuenta de WPGranada y me dice: «Esta mañana he estado haciendo un bloque» ?
Antes de que vuestras mentes sucias empiecen a maquinar (ya lo hice yo por vosotros), he de decir que David es uno de los mejores evangelizadores de Gutenberg del país. Así que enseguida me repuse y entendí que el tío había dormido mal y se había marcado un bloque de Gutenberg. Con dos huevos (David, no el bloque). ?
El primer inscrito
Llegar tan temprano me permitió ostentar el honor de ser el primer inscrito en WordCamp Madrid 2019, disfrutar de los nervios de antes de abrir las puertas, de nuevo, y admirar el pedazo de local en el que nos habían montado semejante evento. En algún momento que por allí tendrían aparcada la nave de Los Vengadores.
Pronto comenzaron los reencuentros, el gran Nilo Vélez, sevillano adoptado de pro y cachondo donde los haya (aunque nunca lo será más que Fátima, su santa esposa, de la que me declaro auténtico fan de carpeta).
Nahuai Badiola, Esther Solá, Bosco Soler, Álvaro Sánchez o Fernando Tellado. Estar allí con gente tan fantástica es difícil de gestionar emocionalmente, y a la vez ellos lo hacen muy fácil.
Carla nos emociona
Llegó el momento de meterse en aquel fantástico auditorio que, dentro de tanto hormigon, daban ganas de revolcarse por él y hacer la croqueta.
La apertura de la WordCamp la hizo Pablo Poveda, el líder de este tinglao, que presentó al equipo organizador y dio paso a la primera charla, a cargo de Itziar Sistiaga, responsable del contenido de WPLovesCarla. Nerviosa como ella sola, y no es para menos, nos contó cómo le impactó la historia de Carla Sáiz, a la que hace un año le diagnosticaron un cáncer de mama. Hasta entonces, la conocían solamente aquellos que habían estado en contacto con la comunidad WordPress de Madrid y los que habían coincidido con ella en alguna WordCamp, pero gracias a unos ángeles WordPresseros capitaneados por Mauricio Gelves (cómo se ha echado de menos), Carla entró en nuestras vidas y se convirtió en un objetivo y en un símbolo.
Su famoso tweet en el que daba las gracias a la comunidad nos hizo aflojar a todos el lagrimal, y a muchos nos ha tenido en vilo, siguiendo sus evoluciones a lo largo de todo un año que ha tenido un feliz desenlace.
En aquella sala, la moqueta debía tener mogollón de polvo porque acabamos todos con los ojos llorosos. ¡¡¡ Puta alergia !!!, como dice Pablo Moratinos. Él también coincide en que allí debía haber algo, por lo que sea…
Después tuve la ocasión de charlar un rato con Carla, qué pedazo de mujer, fuerte como ella sola, o al menos eso es lo que me transmitía. Era como si la conociera de toda la vida. Me encantó charlar con ella después de seguirla en instagram durante un año entero.
Y es que esta es la magia de WordPress y de su comunidad, sentir empatía por otros miembros y conocerlos sin conocerlos. Desde luego, estamos deseando, este año sí, que Carla venga a Granada.
Joder, aquí debe haber también polvo en el ambiente porque otra vez parece que me está dando la alergia. Puta alergia ¿eh, Pablo?
En fin, voy a descomprimir esto un poco la cosa y daré paso a las charlas. Como no tengo vídeos de perros follando como Broncano, pondré esto en recuerdo de Materrón, que no pudo venir.
Las charlas
Voy a reconocerlo, hice más pasillo que charlas, pero es que para eso está WordPress.tv. No obstante, voy a recordar un poco las que vi, ya que merecen mis dieses.
Lo primero que hice fue irme al taller que impartieron Víctor Sáenz y Pedro Crespo, más conocidos como los Mowomo boys. Unos auténticos cracks a los que conseguí seguir hasta la mitad de la charla, porque yo no soy programador, aunque «folletee» el código cada vez que puedo, con infructuosos resultados. Fantásticos con su sistema para crear bloques de Gutenberg.
A continuación me liaron por los pasillos, Rocío Valdivia, Bosco Soler, allí había mucha gente premium y, claro, te arrimas a ver si se pega algo. Ahora, desde el recuerdo, tengo la sensación de que todo se pasó en un segundo, y enseguida estábamos en la Charla que daba mi compañero David Pérez, un clon de Indiana Jones que nos contó cuáles son las prácticas más recomendadas para actualizar nuestros plugins y temas con seguridad gracias a GIT. Su presentación, basada en el famoso juego de aventuras «Indiana Jones and the Fate Of Atlantis». Lo hizo increíble, todos los nervios que había pasado antes habían desaparecido, y nos llevó de la mano de Indiana Jones hasta el tesoro de desarrollar de forma segura con un control de versiones.
A continuación llegó la charla de Álvaro Sánchez («Qué sabe la gente…»), sabandijer y mejor persona, que vino a cambiarnos la vida allí a todos de una forma brutal. El tío se marcó una presentación con dos diapositivas, al más puro estilo TED Talks. Menudo piquito de oro que tiene el pavo. «Tuita», «Qué sabe la gente…». Poco a poco nos fue colando algunas expresiones sabandijers para cambiarnos la vida.. o no. Entretanto, nos contó cómo había visto en el futuro (peluca incluida) cómo iba a ser el SEO de aquí en adelante.
Desde luego, la de Álvaro fue otra de las charlas más aclamadas por crítica y público.
Un rato más de pasilleo y, de pronto, alguien me engancha del brazo y me llama la atención: Joan Boluda, toma ya. Esto me pasa hace un par de años y caigo allí colapsado, cual fan de los Beetles. Él estaba con otra gente y no quise interrumpirlo, quedamos en que nos veríamos un rato después.
También vi a Francesc Barbero, un gran tipo, siempre con su cámara a cuestas, que me metió en uno de sus stories de instagram completamente absurdos, pero que llevan su historia implícita, seguro.
Llegó la charla de Joan Boluda, ese pedazo de speaker. No puedo evitar que resuene en mi cabeza el «Buenos días y bienvenidos a maaaarketing online, el podcast…».
Después llegó el momento de la foto de familia, en la que temimos por la vida de los fotógrafos, que colgados en una plataforma, arriesgaron sus vidas para inmortalizar el momento. Tuvieron que alargar un poco la cosa porque se retrasó un taller, pero al menos no perdimos las córneas como ocurrió en Granada. Hoy día todavía veo puntitos rojos pululando.
Tras una comida relajada, en la que pudimos charlar, compartir, etc, yo opté por pasillear. Charlando con unos y con otros, en especial con Bosco Soler. He de decir que Bosco es el yerno que toda suegra querría tener, o al menos lo parece. Me da rabia decirlo, pero qué tío, es que lo tiene todo, pero sobre todo, es que es un sabio. Cada vez que lo escucho aprendo un montón, me transmite una tranquilidad infinita y me motiva. No sé, será que dispara rayos motivacionales o algo así. El caso es que mi conversación con él me sirvió un montón.
También pude charlar con Joan Boluda (aunque esto no sé si fue antes de la comida, ya tengo lagunas), al que pillé con Álvaro Sánchez. Desde luego un lujo, en el EMO es imposible llegar a charlar con él sin chuparte dos horas de cola. Bueno, como ya teníamos medio organizada la WordCamp Granada, pues aproveché para invitarle, que tiene que guiarnos el día del turismo, si lo hacemos.
Al final también nos juntamos unos pocos Sabandijers, que esto de pertenecer a tantos grupos, llega a liar a uno.
No me podía perder la charla de Bosco Soler. Otro que, como es un tío hiper-responsable, había estado muy nervioso todo el día, y por fin llegó su momento. Yo no sé que hacen estos tíos que, descargan los nervios y dan unas pedazo de charlas que lo flipas. Nos contó cómo lanzar un proyecto con lo mínimo en WordPress, lo suficiente para validarlo. Algo que me tengo que aplicar sí o sí. Este SinSinOficiner terminará siendo un SinOficiner con proyecto lanzado siguiendo férreamente los consejos del yerno más deseado por todas las suegras.
Otro ratito de pasilleo, y a ver a Juan Hernando, el clásico cierra-WordCamps ya. Esta vez sin boina, pero que nos recordó los 12 consejos que debe tener presente todo WordCamper.
Tras él se llenó de sabiduría WordPressera el escenario y se trató de dilucidar cuál será el futuro de WordPress.
Pasillo
El pasillo es la charla que nunca te ponen en el programa, pero que es imprescindible en toda WordCamp. Hay gente que no pone un pie en ninguna charla, pero igualmente vuelve de estos eventos con un montón de cosas aprendidas gracias a las conversaciones que puedes mantener con los mejores de la comunidad.
Hasta los patrocinadores aportan valor (jo, qué palabra más devaluada ya dentro del marketing). Bueno, hasta con ellos se aprende un montón.
Pensaba contar aquí con quién había hablado, pero ya lo he hecho antes, así que simplemente mencionar a otros cracks como Ibon Azkoitia, Nilo Vélez, Rocío, que es una clásica de los pasillos, y que si charlas con ella también puede cambiarte la vida (y no al modo sabandijer). Qué mano tiene para desconcertarte y para aportarte una visión que tú no habrías visto.
DaríoBF y Juanka Díaz, dos bestias pardas de la comunidad WordPresser. Hablar con ellos fue genial, sobre todo porque nos contaron los entresijos de la mítica entrevista a Matías Ventura sobre Gutenberg, en la que el pobre hombre perdió kilos de tanto sudar.
After Party
Una vez clausurada la WordCamp, al menos oficialmente, porque luego viene el Contributor day, inmediatamente después se celebró el After Party, donde tuvimos ocasión de charlar de una forma distendida los allí presentes. Corrillos, risas y esa extraña sensación de que se va terminando la cosa y no quieres.
Yo pude compartir un buen rato con Nahuai Badiola, con el que mantuve conversaciones muy interesantes sobre nuestros trabajos respectivos.
Hubo un momento brutal, en el que nos juntamos todos los miembros de Granada. Allí fue donde se materializaron muchas de las cosas tan bonitas que nos habían dicho, incluso en esta WordCamp, acerca de la nuestra de 2018. Ver a ese equipo, mitad de ellos voluntarios (yo me quedé fuera lamentablemente), me hizo sentirme orgulloso de pertenecer a ese pedazo de comunidad que tenemos aquí. Casi 20 personas habíamos cruzado medio país para participar de aquella gran fiesta del software libre.
A las nueve, empezaron a desmontar aquello, así que nos tuvimos que ir. Pasamos por el hotel y el grupito de Granada, sin David, que estaba muerto y se acostó directamente nos fuimos a cenar (yo estuve tentado a quedarme también, pero qué demonios).
Esta vez al centro comercial ParqueSur, lo del centro de Madrid ya no era viable. Total, para pegarnos un homenaje en el Foster, tampoco había que ir muy lejos.
El pobre Antonio Cantero se nos subía por las paredes del hambre que tenía, qué lastimica el pobre. Nos reímos un montón, allí estábamos Miguel Ángel, Sacra, Antonio Cantero, Inma, Antonio Martínez, más conocido como «barón de la birra», y un servidor. Creo que de este momento no hubo foto, pero es que estábamos tan ciegos por el hambre que no se nos ocurrió hacernos fotico.
Y pasó lo que no quería yo, que nos volvimos a las tantas, pero fue inevitable.
Contributor day
La mañana del contributor day me pasó una de las cosas más surrealistas que me ha pasado nunca en un hotel. Tuve que arreglar la cisterna. Los detalles me los reservo.
A una hora prudente le pregunté a David «¿Qué haces?». «Bloques», respondió. ¿Es o no es para crear una medallita de Gutenberg para él y Matías Ventura?.
Después de desayunar y cruzar Madrid, que menos mal que en Domingo es una gozada el tráfico que tiene (o sea, ninguno), llevamos a Sacra a Google for Startups, el local donde se celebraba el Contributor. Como no nos dejaron quedarnos, nos fuimos a re-desayunar, y allí estuvimos con los chicos de Cartagena (aunque son madrileños de origen). Con ellos compartimos experiencias con las meetups, y fue muy enriquecedor.
Rápidamente nos fuimos al local del contributor y, previa presentación de Fernando Tellado, con vídeo incluido de «Me gusta el WordPreh», nos distribuimos en las mesas.
Yo me fui a la de Marketing, capitaneada por Priscilla Bocage, a la que pude conocer en Granada, y que es la líder de la WordCamp Zaragoza de enero de 2020.
Aquí, más que lo que pudimos hacer, que fue poco porque el tiempo es limitado, y gran parte se va en ayudar a los nuevos a pasar esa travesía por el desierto que es crearse la cuenta de WordPress.org e identificarse en el slack de la comunidad, lo más importante fue el rato compartido y las nuevas caras que conocimos.
No me puedo resistir a poner la foto de David junto a Matías Ventura, dándole a los bloques como nadie en la mesa de desarrollo.
Como ocurrió en Granada, el Contributor se me hizo francamente corto, pero bueno, es que el trabajo continúa en casa. Es un acto para romper el hielo y aprender a trabajar.
En nuestro caso, al ser una mesa tan grande pudimos experimentar allí directamente el trabajar por slack, a pesar de tener junto a nosotros a las personas del equipo.
Llegado el mediodía, empezó la guerra por las pizzas, que fue bastante cruenta, y ya las inevitables despedidas. En nuestro caso tuvimos que acortar, ya que teníamos que estar en casa sobre las 19:00, y quedaba un largo camino por delante.
Esta vez de vuelta con los closemarketeros y conmigo venía Antonio Martínez. Aunque veníamos todos más acabados que Los Pecos. Apenas hablábamos, nos dedicamos a escuchar podcasts y disfrutar del paisaje gris y lluvioso que nos acompañó en la vuelta a nuestra querida Granada.
Reflexión final
Como todas las WordCamps, hubo fallos y aciertos, los primeros se quedan para la encuesta de satisfacción, y fueron muy pocos. Los segundos me gustaría destacarlos. Lo primero el trabajo y el tesón que han puesto todos los miembros del equipo organizador así como los voluntarios. Sin ellos no sería posible. Hay que recordarlo siempre: aquí nadie gana un duro con esto, pero ponen muchas horas de su vida para que un porrón de personas pasemos un fin de semana fantástico.
Mover a 600 personas debe ser una tarea titánica que me acojona un montón porque estamos a punto de embarcarnos en una empresa parecida. Después de haber organizado una WordCamp y haber asistido a esta, que recordaré siempre con cariño, ahora me siento mucho más arropado para meterme en la nueva aventura que se nos presenta este año junto con la comunidad WordPress de Granada.
Solo puedo decir, «Gracias Madrid. Estoy deseando volver el año que viene».
Deja una respuesta